ROCK CHABON


Chabón. Desde que Luca Prodan la popularizó, inmortalizándola en el tercer disco de Sumo (¿los creadores del "rock chabón?) la maldita palabra ha ido degenerándose y degradándose -como sucede con todo, por otra parte- hasta no significar nada. Las compañías discográficas se apoderaron de ella, la vaciaron de contenido, y la exprimieron hasta que no le quedó más que el jugo amargo de una cáscara que nunca tuvo nada adentro.

Sumo inventó el rock chabón y a la vez firmó el certificado de defunción del mismo:
El rock chabón ya estaba muerto antes de nacer.
Y es una música tan pobre, que sólo genera dinero.
Si bien el rock chabón surgió de la mano de bandas que enarbolaban la bandera de la independencia (La Renga, Los Piojos, Las Pelotas), lo cierto es que los dueños del invento son las compañías discográficas, que en los 90 se dieron cuenta que los compacts ya no les reportaban ganancias millonarias, y decidieron enfocar el negocio hacia la realización de recitales y la venta de ringtones.

Y así el rock se volvió chabón. Y se terminaron las estrellas de rock.

Hace unos años, nuestros ídolos eran Luca Prodan, o el Indio Solari, o Juanse, y hasta Bochatón cuando cantaba con los Gorriones.
Eran tipos distintos, locos, que hacían algo distinto, o al menos lo intentaban.
Eran diferentes a nosotros, alguien a quien, equivocados o no, queríamos imitar.

Los músicos de hoy son gente como uno, insisten en que son gente común
¡Y realmente lo son! y hacen una música tan chata que casi ni se oye.
Se vanaglorian de ser autodidactas y desprecian al que estudia.
Son el reflejo mismo de la pobre sociedad en que vivimos.
Y ni hablar de su inexistente "poesía barrial".

No queremos tener ídolos iguales a nosotros.

Queremos a Morrison gritando "quiero cojerme a mi vieja y matar a mi viejo", queremos a Iggy Pop rompiéndose los dientes contra la batería, a Kurt Cobain amagando con tocar Smell like Teen Spirit y dejándonos con las ganas, queremos a Charly tirándose a la pileta desde un noveno piso, queremos a Bochatón cantando en calzones, completamente descontrolado, a Juanse colgándose de los baffles...

¿Qué nos pueden dejar bandas como La Mancha De Rolando, Los Intoxicados con el zombie de Pity queriendo imitar a Calamaro, Charly García reloaded (post-Palito) Los Callejeros, Los Villanos, Los Tipitos, Estelares...?
El "rock nacional" es hoy una bolsa donde se mezclan la 25 con Kapanga, Las Pastillas Del Abuelo, Jovenes Pordioseros, Divididos, Attaque 77, Los Cafres (¿reggae chabon?) No te va a gustar (rock chabon importado) Arbol, Miranda, Los Sultanes, Guasones, Babasonicos y hasta Luciano Pereira.
Todo cabe en un tacho de basura si se sabe acomodar.

Por suerte para el "rock nacional" algunas de las peores bandas desaparecieron: Los Piojos, La Bersuit, Los Pericos (ah, ¿siguen?), Attaque 77 (ah, ¿siguen?).
Otros dinosaurios siguen por allí y asoman la cabeza de vez en cuando: Antonio Birabent, Ivan Noble, La Renga...

¿Pero para qué nombrar más, si de sólo escribir sus nombres ya comienzo a bostezar?

Lo que más tristeza causa es la falta de búsqueda.
Y la búsqueda de dinero fácil.
Nadie arriesga porque nadie quiere perder.
Ese es el mensaje del "rock nacional" hoy en día.
Cantar lo que todos quieren escuchar.
Alguna vez el rock fue sinónimo de rebeldía e inconformismo.
Hoy en día es sinónimo de complacencia y comercio.


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