AMELIA Y SANTINO EN LA LÍNEA DE SOMBRA

Joseph Conrad publicó “La línea de sombra” en 1916 porque sabía que casi cien años después, sería la enseñanza más valiosa que me llevaría de la facultad de filosofía y letras. Mi profesor de literatura me recomendó esa novela corta cuando le dije que dejaba la carrera, y fue quizás, el gesto más amable que tuve en esos tiempos oscuros.

Algunos años después me di cuenta que la línea de sombra no existe, o al menos no existe sólo una: aparece y desaparece, y vuelve a aparecer, mientras intentamos sin éxito dejar atrás “las razones de la juventud temprana”.



AMELIA Y LA LÍNEA DE SOMBRA

Me dije: “basta de cantar en inglés,

 vengo a declararle la guerra a Miami”

Dillom


Hace unos meses escribí en el Barco de Locos sobre Onírika, el último disco de Amelia, convencido sobre lo feliz y oportuno que resulta el hecho de que esté cantado en castellano, español, argentino, o como se llame el idioma en el que canta el hada rosarina.

Amelia puso a dormir a las canciones que cantó a los 17 y encontró en Onírika su propio lenguaje, superando “el instante en que la juventud despreocupada y ardida alcanza la época más consciente y conmovedora de la madurez” * y cerrando una puerta que, quizás, por qué no, vuelva a abrir un día. Porque todos sabemos que para volver a los diecisiete, como cantaba Violeta Parra, hay que vivir un siglo.

Amelia, con Onírika, cruza con éxito esa línea de sombra que describió Conrad, y entra en la adultez cargada de preguntas que le queman la garganta pero con total determinación: esa determinación que le falta a este país empantanado en una eterna adolescencia, suponiendo que en algún momento salió del jardín de infantes que planteó María Elena Walsh.

 

 

SANTINO Y LA LÍNEA DE SOMBRA

 

 "El mundo adulto es de una intrascendencia insoportable"

Elha Rodec


Hace unos días salió el nuevo disco de Gladyson Panther “Ah Si, Está Bien”.

Santino afirma que es su “último disco adolescente”, porque obviamente necesita pasar a otra cosa, cerrar una puerta, tener una certeza: necesita imaginar, como todos, que la vida es una sucesión de etapas con principio y fin, y no esta calesita que gira loca y se sale de su eje.

Hoy ya no quiero mirar atrás” canta, aunque intuye que la adultez es una fantasía: el amor es siempre adolescente y el desamor su reflejo cruel. Santino se anima a romper el espejo, aunque para avanzar tenga que caminar alucinado y descalzo sobre los pedazos rotos.

Claro que la línea de sombra no es una sola: se dibuja y se borra una y otra vez. Gladyson Panther lo sabe, pero necesita marcar un hito, realizar el acto simbólico de entrar en la adultez, para diferenciarse de los demás en esta eterna adolescencia en la que está encerrada la argentina.


* Joseph Conrad, sobre el significado de “la línea de sombra”

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