ESENCIALIDADES

Charlábamos... y estuvimos de acuerdo en que hay determinadas cosas que deberían quedar afuera de todo comercio. Cosas que deberían ser derechos inalienables para todos los seres humanos, cosas que los estados y los gobiernos deberían asegurarse de abastecer gratuitamente a toda la población. La salud, fue lo primero que dijo alguien, y todos estuvimos de acuerdo. Todos tenemos derecho a la asistencia médica necesaria, y debería ser gratis. No es “moral” comerciar con la salud...
Ok, dijimos, entonces la alimentación también debería ser un derecho inalienable. Y todos estuvimos de acuerdo. Todos tenemos derecho a comer ¿o no? ¿Por qué tendríamos que trabajar o robar o algo para obtener algo que es indispensable para nuestra vida? Lo mismo la comida que el agua. Hoy por hoy, no todos tenemos derecho al agua. Muchos, los que pueden, compran el agua embotellada -lo que no es ninguna garantía de “salubridad”- y los demás quedamos a merced de la buena voluntad de los distribuidores. Otra vez, no parece “moral” privar a cualquiera de la comida y la bebida.
¿Y que hay de la vivienda? agregó alguien. No es cuestión de vivir bajo las estrellas, sobre todo en estas latitudes, donde el clima no es muy benigno que digamos. Y coincidimos en que las viviendas también deberían quedar fuera del “sistema comercial”, porque creemos que todos tenemos derecho a tener una vivienda aceptablemente digna.
Y por supuesto que tenemos el derecho –y la obligación- de vestirnos, para no morir de frío, en algunos casos, y para no ser detenidos por “exhibición obscena” en casi todos los otros. Entonces la vestimenta también debería estar fuera de todo comercio.
Y así seguimos con otras cosas... hasta que no quedó nada “comerciable”, y nos dimos cuenta de repente que el comercio internacional es un abuso, y quisimos destruirlo entero, pero no pudimos, y acá estamos, intentando escapar de este sistema que nos tiene acorralados.

 

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